Tanto los oídos como los senos paranasales son cavidades aéreas comunicadas con el exterior a través de orificios. Estos orificios equilibran la presión del aire que existe en su interior, para que tenga la misma presión que la atmósfera en la que nos movemos.
El oído se equilibra por medio de la Trompa de Eustaquio, que es un conducto osteo-cartilaginoso que comunica el oído medio con la naso-faringe o porción posterior de la nariz. En el adulto tiene forma angulada y siempre está cerrado para evitar que las secreciones y por tanto, los gérmenes que puedan existir, pasen al interior del oído provocando una infección. Sin embargo, en los niños es más ancha y horizontal, permitiendo con más facilidad el paso de los gérmenes y por tanto infecciones.
Se estima que en torno al 90% de los niños tendrá una otitis durante su niñez.
El aire del oído se absorbe constantemente a través de la mucosa apareciendo presiones negativas, que por mecanismo reflejo (al deglutir o abrir la boca) los músculos periestafilinos traccionan lateralmente de la Trompa y se abre momentáneamente, equilibrando las presiones. Sin que nosotros lo notemos, este intercambio periódico de gases se produce alrededor de una vez por minuto cuando estamos despiertos y cada cinco durante el sueño.
Si este intercambio periódico de gases no se produce con normalidad, podría ser a causa de alguna de estas dos situaciones.
Los senos paranasales, son también cavidades aéreas, en este caso localizadas alrededor de la nariz. Comunican con esta, mediante un pequeño orificio localizado en cada tipo de seno (frontal, etmoidal, maxilar y esfenoidal), para que la presión en ambas cavidades sea igual a la atmosférica. Estos no tienen un mecanismo activo como la Trompa de Eustaquio, por lo que cualquier inflamación (proceso catarral) o lesión (pólipos o tumores) pueden bloquear el ostium u orificio de drenaje. Esto provoca que el aire de dentro del seno se absorba a través de la mucosa, generando presiones negativas que aumentan la secreción. Y si esta secreción se infecta daría lugar a una sinusitis.
Los catarros no siempre se complican con otitis o sinusitis, pero si notamos bloqueo o sensación de presión en los oídos o dolor de cabeza que aumenta al inclinar la cabeza y estos síntomas no ceden con el tratamiento habitual de un proceso catarral, debemos acudir al Otorrinolaringólogo. Este se encargará de diagnosticar y tratar al paciente en función de la fase en la que este se encuentre, utilizando medios como la exploración clínica, la timpanometría (prueba que nos cuantifica el equilibrio de presiones en el oído medio) o la endoscopia.
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Dr. Ricardo Sanz Fernández, Especialista en Otorrinolaringología
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