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La dieta en el embarazo cobra una especial importancia tanto para la madre como para el bebé, ya que la gestación es un período en el que se sientan las bases que determinan su desarrollo posterior, condicionando la aparición o no de ciertas enfermedades en la etapa infantil y en la vida adulta.

La dieta en el embarazo persigue los siguientes objetivos:

  • Cubrir sus necesidades nutricionales
  • Preparar el organismo de la madre para el parto
  • Satisfacer las exigencias nutritivas del bebé
  • Asegurar la reserva energética en forma de grasa para la lactancia.

La dieta mediterránea, un modelo a seguir

Dieta mediterranea

La dieta mediterránea se configura como un excelente patrón de equilibrio nutricional que permite conseguir los objetivos nutricionales de la dieta en el embarazo. En resumen, la distribución de los diferentes macronutrientes debe ser la siguiente:

  • Hidratos de carbono: 50-55 % de las calorías ingeridas. Son imprescindibles, puesto que en el embarazo aumenta el gasto energético de manera considerable y estos son la principal fuente de energía. Se encuentran principalmente en vegetales: cereales, legumbres, verduras y frutas. Además, su alto contenido en fibra ayuda a mantener el tránsito intestinal y prevenir niveles excesivos de colesterol y glucosa en sangre.
  • Grasas: 30-35 % de las calorías. Las fuentes principales de grasas deben ser vegetales: aceite de oliva, frutos secos y pescados azules, con alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados, entre ellos el omega-3. Se debe evitar grasas saturadas, presentes en carnes y embutidos.
  • Proteínas: 10-15% de las calorías de la dieta. Importantes sobre todo en el segundo y tercer trimestre de embarazo para la creación de nuevos tejidos.

 

En el embarazo aumenta el requerimiento de vitaminas y minerales

La dieta en el embarazo debe aportar un extra de vitaminas y minerales, especialmente:

  • Ácido fólico: indispensable para el buen desarrollo neural del bebé.
  • Vitamina D: ayuda a aumentar la absorción del calcio. También se sintetiza vitamina D en la piel gracias al sol, por lo que son muy recomendables los paseos al aire libre.
  • Vitaminas B6 y B12: necesarias para el desarrollo del sistema nervioso y general del bebé.
  • Vitamina C: participa también en el crecimiento y reparación de los tejidos del bebé. Mejora la absorción del hierro y su sistema inmunitario.
  • Hierro: Su aumento en su necesidad se debe a que el volumen sanguíneo de la madre aumenta considerablemente.
  • Calcio: para la correcta densidad ósea de madre e hijo.
  • Yodo: fundamental para el buen funcionamiento de las tiroides de la madre y del desarrollo del sistema nervioso del bebé.

Una alimentación variada y completa, con vegetales, pero también con alimentos de origen animal, asegura el aporte de todas las vitaminas y minerales.

Algunos consejos

La dieta en el embarazo es un tema de gran interés para las futuras madres. No hay que obsesionarse con los cuidados, pero sí es importante seguir una serie de recomendaciones:

  • Realizar de 4 a 5 comidas al día: con un desayuno completo (compuesto por lácteos, frutas y cereales), tentempié a media mañana, una comida no muy abundante, merienda ligera, cena
  • Aumentar el consumo de frutas y hortalizas, para cubrir la mayor necesidad de vitaminas y minerales.
  • Comer pescado 3-4 veces a la semana, principalmente pescado azul, ya que aporta ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes esenciales, esenciales para el buen desarrollo del feto.

IMPORTANTE: Hay que tener cuidado con pescados muy grandes como el atún, ya que el mercurio que acumulan en su carne es perjudicial para el embarazo. De este modo, estos deberán comerse de forma bastante esporádica.

  • Las pacientes no inmunizadas contra la toxoplasmosis deberán comer la carne MUY HECHA y se prohíbe la ingesta de carnes crudas durante todo el embarazo.
  • Beber al menos 2,3 litros de agua al día.
  • Reducir los alimentos ricos en grasas y azúcares y fritos.
  • Moderar el consumo de sal.

Uno de los aspectos a cuidar en el embarazo es el aumento de peso. La creación de nuevos tejidos y la retención hídrica, consecuencia del cambio hormonal, son factores que favorecen la ganancia de peso. Este aumento de peso, necesario, debe ser adecuado y controlado por un especialista, en este caso el ginecólogo, con la colaboración de otras disciplinas si se considerara oportuno.