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La cardiopatía hipertensiva es un problema mucho más frecuente de lo que nos parece. Consiste en un conjunto de alteraciones que se producen a nivel del corazón como consecuencia de tener unos niveles de tensión arterial elevados de forma mantenida.

Cuando la tensión arterial se eleva de forma puntual, como respuesta secundaria a un estrés físico o psíquico, no es capaz de producir los daños a los que nos referimos cuando hablamos de cardiopatía hipertensiva. Es totalmente normal que cuando tenemos una situación de estrés positiva se eleve nuestra tensión. Por ejemplo, hacer ejercicio físico, un disgusto, una mala noticia o tener fiebre  aumentan la tensión. Este efecto también lo producen sensaciones agradables, como un acontecimiento familiar agradable. Pero, estas elevaciones puntuales, no son capaces de producir las alteraciones a las que nos referimos cuando hablamos de cardiopatía hipertensiva.

Alteraciones de la Cardiopatía Hipertensiva

Podemos dividir las alteraciones de la cardiopatía hipertensiva en dos grandes grupos:

El primero es la alteración que produce sobre el músculo del corazón. El segundo es la alteración que produce sobre las arterias que llevan sangre al corazón, las arterias coronarias.

Alteración sobre el músculo del corazón

Cuando la tensión arterial está elevada forma mantenida, sobrecarga al músculo del corazón. Por poner un ejemplo, es como si a nuestro brazo le sobrecargamos con una pesa de forma mantenida. La consecuencia de ello es que el músculo de nuestro brazo se hace más grande, lo que en Medicina llamamos “ hipertrofia”. Este aumento del tamaño del músculo, que a priori podría parecer algo bueno, se convierte en algo deletéreo para la salud del individuo.

Este músculo hipertrofiado es capaz de bombear sangre con fuerza, pero al mismo tiempo se deteriora su relajación. Por tanto, se ha transformado en un corazón que contrae fuerza, pero no es capaz de rellenarse de sangre. Esta situación nos conduce a lo que denominamos insuficiencia cardiaca, ya que al no poder llenarse adecuadamente el corazón, no es capaz de bombear suficiente sangre. Además, esta falta de relajación hace que la aurícula izquierda se dilate y una aurícula dilatada conduce a una arritmia frecuente denominada fibrilación auricular. Una de las principales consecuencias de la fibrilación auricular es que se pueden formar trombos dentro del corazón. Por ello, muchas personas con fibrilación auricular necesitan tomar anticoagulantes.

Alteración sobre las arterias que llevan sangre al corazón

Por otra parte, la hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular y como tal es capaz de acelerar la formación de ateroesclerosis en nuestras arterias, incluyendo las arterias coronarias.

 

 

Estos depósitos aterosclerosis puede progresar lentamente concluyendo de forma progresiva las arterias coronarias o bien romperse y producir una oclusión aguda que con frecuencia produce un infarto con sus posibles complicaciones.

 

 

Con estos breves y resumidos datos, creo que podemos darnos cuenta importancia de controlar nuestros niveles de tensión arterial.

 

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Leo Pérez de Isla, Cardiólogo.